Un chalaco corazón
A la Memoria de Roberto Casas, un chalaco hasta la muerte
Nuestro cancionero criollo está lleno de hermosas canciones, algunas de las cuales el pueblo las ha convertido en una especie de himno por el contenido tan significativo de sus letras que supieron calar hondo en el corazón y sentimiento del pueblo desde que fueron creadas. Uno de esos creadores de canciones-himnos es sin lugar a dudas Manuel Raygada Ballesteros, a quien se le llamaba, cariñosamente, el "Chato" Raygada.
Eran los inicios del siglo XX y la música popular se escuchaba solamente en algunos reductos del criollismo. El nuevo siglo trajo a los primeros carros que empezaron a circular en Lima, mientras que en el Callao un niño venía al mundo en la calle Constitución del primer puerto del Perú. Un niño que crecería recolectando "huevos de angelote" para venderlos después en el puerto. Era el 8 de mayo de 1904 cuando Manuel Raygada, un predestinado de nuestra música, vio la luz por primera vez en el puerto que siempre llevaría dentro de su corazón.
La Crónica del 24 de Mayo de 1959 señala que Raygada, siendo aún niño, solía escurrirse al interior del bar "Trípoli" de Monteagudo para, desde un rincón, escuchar las conversaciones de los criollos que solían reunirse allí y verlos también cantar y tocar la guitarra. Pero no sería hasta los 13 años, en que ya cantaba y tocaba la guitarra, que recibió sus primeros aplausos del público. Ello ocurrió en la cantina "El Pollito" de la calle Washington donde una tarde se armó de valor y cogiendo la guitarra se subió al mostrador para entonar un vals que arrancó los aplausos de todos los presentes. Había nacido un jaranista aquella tarde.
Formó dúo con el colombiano Caicedo logrando un segundo premio en una competencia en el desaparecido Teatro Lima en Barrios Altos. Ante el viaje de Caicedo por países del norte, decide formar un trío con Ricardo Smith y Pascual Villalba. Pero su espíritu aventurero fue más fuerte por lo que se enrola en la Compañía Nacional de Vapores para navegar por los mares del mundo. Durante ese tiempo, navegando, siempre tuvo a su lado su guitarra por lo que al regresar de uno de sus viajes, en 1929, decide buscar a Smith y Villalba para recomponer el trío, para lo cual decide alejarse de la Compañía Nacional de Vapores.
El vapor "Mantaro" zarpó del Callao hacia Arica llevando a la Delegación Oficial Peruana a la entrega de Tacna por representantes del gobierno chileno y, sin que lo supieran, llevaba también como "pavos" a Raygada, Smith y Villalba. Fueron descubiertos cerca de Mollendo, pero no fueron desembarcados sino que los obligaron a cantar día y noche para alegrar a la tripulación y romper la monotonía del viaje. Ya en territorio chileno, el trío se desintegró y Raygada, luego de trabajar por un tiempo en Iquique con su guitarra, viajó a Santiago de Chile.
Nostalgia Chalaca
Según Aurelio Collantes, el cabaret "Sangai" de la calle Bandera, en Santiago, fue su primera trinchera y de la música peruana también. Cuenta Collantes de que en 1940, Raygada se encontró, de manera casual, en la calle Ahumada con el "tiongo" Alva de su querida "tira" del Callao, quien le trae gratos recuerdos de los amigos del puerto y casi llorando de emoción, nació "Nostalgia Chalaca".
Niko Cisneros también cuenta que "Nostalgia Chalaca" nació en 1940, pero que fue inspirada en Valparaíso, el puerto del sur, ante la vista de añejas fotos del antiguo muelle del Dársena. Contemplando aquellas fotos brotaron las lágrimas, la añoranza, la melodía y finalmente los versos... "Noche chalaca de luna majestuosa, / ausente y lejos te veo siempre hermosa. / Siento que se desgarra / de mi pecho el corazón, / al cantarte en mi guitarra / y al evocarte en mi canción..."
Cualquiera que haya sido la verdadera historia, lo cierto es que "Nostalgia Chalaca" es un canto de añoranza al terruño y una especie de himno del Callao. Una canción que los chalacos la sienten muy dentro de su corazón, especialmente los que viven lejos del terruño...
http://www.youtube.com/watch?v=-SGb1St90uc&feature=related
Un chalaco corazón
Cuando llegué a vivir a Melbourne, Australia, poco a poco fui conociendo a los peruanos que vivían en dicha ciudad. Unos meses tenía de vivir en Melbourne cuando unos amigos me llevaron a la fiesta de cumpleaños de un peruano con quien ya había tenido la oportunidad de intercambiar un par de palabras solamente.
El dueño de la casa, y del cumpleaños, era Roberto Casas, un chalaco que amaba mucho su barrio y como yo conocía muy bien el Callao, conversando sobre su barrio, que era su tema preferido, fue naciendo una amistad y respeto del uno por el otro.
Roberto Casas no sólo quería mucho a su barrio, sino que también al Perú y su gente por lo que participó entusiastamente en actividades de ayuda al Perú. De todas las actividades en las que participó Roberto, con la que más se le recuerda es por haber liderado, en Melbourne, un Comité de Ayuda para la Construcción del Centro de Diagnóstico y Rehabilitación para niños discapacitados de la Aldea Sagrada Familia de Arequipa, con un costo de USD$23,480 y, posteriormente, la construcción de dos ambientes de dormitorio para los niños de dicha Aldea, con un costo de USD$17,416. Su amor por el Perú era muy inmenso, pero también lo era esa nostagia chalaca que sentía por su Callao querido.
Un día, alegremente, Roberto me comentó que se le había presentado la oportunidad de regresar al Perú y tenía una oferta de trabajo allá, por lo que pensaba regresar al terruño. Pero la salud le jugó una mala pasada y ya no pudo viajar porque tenía que seguir un tratamiento médico. Tal vez la pena de ya no poder regresar a su tierra le complicó más su enfermedad. El no poder ver más a su Callao le dolía mucho y la fatal noticia de su partida de este mundo ocurrió a fines de junio de 2004.
En una tarde soleada de invierno, luego de varios días fríos, mientras la gente de Melbourne disfrutaba de ese hermoso sol de invierno, una gran cantidad de peruanos le dábamos el último adiós a un compatriota ejemplar que se había ganado el respeto, cariño y admiración de toda la comunidad latinoamericana que vive en Melbourne. Reunidos sus amigos, a miles de kilómetros de distancia del Perú, en una iglesia del suburbio de Sunshine, en Melbourne, se dejaron oír las notas de la canción que es una especie de himno para los chalacos. "Nostalgia Chalaca" de Manuel Raygada despidió a Roberto cumpliendo con uno de sus últimos deseos, y al escucharse los versos de la canción era como si escucháramos a Roberto decirnos que, aún en el otro mundo, él seguía siendo chalaco y así lo sería por toda la eternidad.
Mi Perú
Cuando uno escribe o compone algo poniendo el corazón en ello, lo que resulte siempre tocará el corazón de otros, y Manuel Raygada le ponía el corazón a sus composiciones por ello el pueblo las convirtió en una especie de himnos algunas de ellas.
Corría el año de 1946 y ya Manuel Raygada se había hecho de un lugar y nombre dentro del ambiente nocturno de la música en Santiago de Chile, donde residía. Raygada solía visitar el club "Tabaris" para hacer música peruana con su compadre chileno Alfonso Hinostroza, que era integrante de la orquesta del club aquel. Raygada se sumaba a la orquesta y empezaba a tocar valses peruanos conocidos que el público chileno bailaba entusiastamente. Pero un día reparó en que al empezar a entonar las primeras notas de un vals, uno de los concurrentes llamó al mozo, pagó su cuenta y abandonó el local con cara molesta. Ese comportamiento siguió repitiéndose cada vez que Raygada empezaba a tocar un vals peruano.
En La Crónica del 17 de Agosto de 1958, Niko Cisneros cuenta que Raygada, amargo por la actitud que tomaba el señor aquel, le comentó a su compadre: "Este señor, ni es peruano ni es chileno... me dicen que es centroamericano, pero si a ti te gusta la música cholita, a mí, a los demás integrantes de la orquesta y a los que aquí llegan... no puedo permitir que ofenda los aires de mi Patria. Y como no lo dice manifiestamente, ni puedo hacerle cargos probables, pues ya veré lo que hago con él. Pero nadie desprecia al vals peruano estando yo presente".
Esa noche, en su departamento, Raygada empezó a escribir los versos y rasgar con su guitarra las primeras notas de la canción que sería su venganza. Al salir los primeros rayos del sol, Raygada se quedó dormido de cansancio ya que no sólo había estado creando versos y notas musicales sino que su mente viajó por su Perú y su historia. Pero su canción ya estaba culminada.
La tarde ya estaba terminando cuando Raygada despertó y lo primero que hizo fue agarrar su guitarra y entonar el vals que acababa de crear. Por la noche llegó al club "Tabaris" sonriendo como de costumbre, aunque esa noche su sonrisa resplandecía más en él. El centroamericano estaba allí en el club, señala Cisneros, añadiendo de que Raygada cogió el micrófono y dirigiéndose al público exclamó: "Mil perdones señoras y señores. El que habla no tiene el honor de pertenecer a esta orquesta del 'Tabaris', pero por mi acento Uds. habrán reparado de que soy peruano. Y como tal, y con permiso de mi compadre Hinostroza, esta noche voy a estrenar un vals peruano de mi inspiración, que anoche surgió en Santiago. El está dedicado a ese señor que está allí, que sé que gusta de la música del sur"... y Raygada empezó a cantar "Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz / de haber nacido en esta hermosa tierra del sol..."
El vals "Mi Perú" se había estrenado esa noche en el "Tabaris" y Raygada, llorando de emoción y rebozando peruanidad por todos los poros, agradecía los aplausos que no cesaban de elogiar su brillante inspiración, mientras que el centroamericano, mudo de la impresión, no se había movido esta vez de su asiento ni retirado del local. Había nacido un vals patriótico que calaría muy hondo en el corazón y sentimiento de los peruanos. Un vals que haría historia en la canción criolla del Perú. Una canción que con el correr de los años se convertiría en una especie de himno para los peruanos y que en cada celebración de Fiestas Patrias, de los peruanos viviendo fuera del Perú, suena con mayor fervor patriótico, haciéndonos sentir el orgullo de ser peruanos. Los Hermanos Zañartu harían una de las grabaciones más memorables de "Mi Perú":
http://www.youtube.com/watch?v=I0K_4vf831k
A Manuel Raygada también le pertenece los valses "Acuarela Criolla", "Lima Criolla", "Mechita", "Mi Retorno" y muchas composiciones más que engrandecieron nuestro cancionero criollo.
En 1956, luego de 27 años de ausencia, Manuel Raygada regresó al Perú y su Callao querido atendiendo una invitación del Municipio chalaco que le ofreció también un empleo como Administrador del Mercado Central del Callao. Los chalacos querían tener a su lado al creador de páginas tan bellas en nuestro cancionero popular, así que con su esposa chilena y sus hijos se quedó en su Callao querido.
Falleció el 5 de abril de 1971, pero su "Nostalgia Chalaca" y "Mi Perú" se han quedado grabados muy dentro del pueblo peruano que los convirtió en una especie de himnos porque tocan el alma y el corazón del peruano, llenándolos más de peruanidad.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
dariomejia999@yahoo.com.au
Escrito el 23 de Julio de 2005
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