La inspiración de Don Felipe
Una de las versiones dice que el maestro se enamoró de la hija de un comerciante italiano cuando pasó de vivir en Barrios Altos a la Victoria. Es posible que la inspiración le viniera del mismo dolor, cuando Don Felipe Pinglo se sentó a escribir El Plebeyo estaba pensando en su propio drama: La doncella Giannina le era inalcanzable, por eso la enviaron a Florencia para separarla de él.
Otros estudiosos afirman que el sastre Jorge Lázaro le había confesado al compositor su pena de amor, y esta fue mas tarde su inspiración... y más allá, algunos como Aurelio Collantes, cuentan que Luis Enrique Rivas, el plebeyo, fue en realidad un tejedor de canastas, morador del Cerro San Cristóbal.
De cualquier modo la verdad es solo una. Hay una historia real contada como un bello vals; un vals que hoy es símbolo de la música criolla peruana, que vale recordar a los 69 años de la partida del melancólico poeta musical Felipe Pinglo Alva.
Pocos sabemos que durante una época escuchar El Plebeyo estaba prohibido. Por el año 1939, en los tiempos en que el gobierno de don Oscar R. Benavides imponía la consigna política de "Orden, Paz y Trabajo", las emisoras tenían vedado cantar las canciones de Pinglo, incluida por supuesto su vals más conocido.
Esto felizmente ya no lo vivió el compositor melancólico, de gesto consternado, de pena silenciosa. Un 13 de mayo, tres años atrás, ya había dejado el mundo. Por esto hoy lo estamos recordando.
Y es que Felipe Pinglo nunca tuvo una vida fácil. Se quedó sin madre en el mismo momento de nacer y aún cuando a sus 30 años ya era un compositor conocido, el éxito no le era proclamado de la manera en que se lo merecía, del modo en que hoy, 69 años después de que se fuera lo sabemos. De allí que alguna vez confesara a un semanario "Entre nosotros el buen éxito cuesta mucho mas que en Paris y Buenos Aires. La música criolla ha tenido que vivir escondida como las cochinillas de humedad. Llevar un violín podría ser de artistas o elegante, pero llevar una guitarra es cosa de farreros...Y mucho mas si en la guitarra se tocan cosas del terruño".
En aquel momento era el tango la música de moda, la propuesta nacional había quedado relegada del mismo modo con que los ritmos foráneos capturan hoy la atención de los peruanos. Y eso lo sabía bien el compositor, que siempre buscó destacar de manera original y apostando por la creación peruana: "Yo no tengo influencia Argentina en mis composiciones, me siento musicalmente peruano por los cuatro costados."(...) No es posible que la música visitante, desaloje a la dueña de casa. Los compositores nacionales tenemos que pasar por el Vía Crucis debemos convertirnos en pordioseros para lograr que nuestra música se imprima (...) que los apoyen y tendremos un arte renovado y que refleje perfectamente la existencia nacional...".
Lamentablemente sus consejos acertados no se tomaron en cuenta hasta mucho tiempo luego de su fallecimiento, aunque al final, mucho tiempo después todos reconocemos el valor de Felipe Pinglo, no habrá modo de hacérselo saber, aunque algo, de seguro conseguiremos recordándolo
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