Las Chapas en el Perú
Una costumbre peruana, que viene desde la colonia, y que se hace notar más en los colegios o entre los grupos de amigos de la infancia es el poner "chapa", apodo o sobrenombre a todo el mundo. Creo que encontrar alguien en el Perú, especialmente hombre, que no haya tenido "chapa" es como encontrar la aguja del pajar.
Nuestros artistas, futbolistas, políticos y demás personajes públicos se han ganado, mayormente, su "chapa" ya de adultos. Pero todos ellos han debido tener alguna "chapa" durante su vida infantil, porque ello era algo que no se dejaba para el otro día ya que siempre había alguien que estaba al tanto de cualquier detalle, curiosidad o lo que estaba de moda para "bautizar" con un nuevo nombre a los muchachos, pasando a llamársele, en su barrio y el colegio, con su "chapa".
Las "chapas" tenían, y siguen teniendo, mucho de originalidad y picardía. No podría olvidarme, jamás, de las que tenían los muchachos de entonces en mi antiguo barrio: "Manongo", "Carita del Cielo", "Calzón de vieja", "Loro", "El Muerto", "Tomate", "Muelas", "Frontonero", "Chino Lembi", "Simón Bolívar", "El frío", "Loco Supe", "Hilitos", "Lando Buzanca", "Chino Malo", "Cara de buque", "Rabito", "Cara de Gallo", "Pecho de tabla", "Ricotudo", "Cabi cabi", "Pajarito", "Siete pezuñas", "Mr. Magoo", "Quini quini", "Loco Emilio", "Salvaje", "La pantera rosa", "La Fiaca", "Quiquiniasi" y otros más, porque todos tenían su "chapa".
Las chicas del barrio no se escapaban de la ingeniosidad de los muchachos. Recuerdo a "La mueve-mueve", "La pecho de paloma", "La pekinesa", "La Perricholi", "Las frías", "La loca vincha" y demás nombres que tenían su historia y el porqué de la "chapa" aquella.
Mi chapa desde niño fue "Pollito", me la pusieron cuando entré a la primaria ya que era el menor de los hombres en mi familia y como en el mismo colegio, que está en mi antiguo barrio, estudiaban mis hermanos mayores, entonces a mí, por ser el último, el profesor de Educación Física me empezó a llamar el pollito de los Mejía y así me quedé como "pollito", incluso, entre mis amigos del barrio. Cuando voy a Perú y visito a mis antiguos amigos de barrio o nos encontramos en cualquier lugar, ellos hasta ahora me llaman así, "Pollo" o "Pollito".... aunque ahora más parezca "Gallo".
Lo curioso de todo aquello es que muchos, en el barrio, se habían acostumbrando a llamar a alguien por su "chapa" que no sabían, realmente, cual era el verdadero nombre de los muchachos o de los personajes a los cuales se les conocía solamente por su "chapa". Hay una anécdota de mi madre al respecto. Hace pocos años, un amigo de la infancia llamó por teléfono a la casa de mis padres; mi madre contestó el teléfono y el amigo aquel, luego de saludarla, le preguntó por el número de teléfono de uno de mis hermanos. Mi madre le preguntó quien era la persona que llamaba y el amigo le dio su verdadero nombre, a lo cual mi madre le contestó que no conocía a nadie con ese nombre por lo que no podía darle el teléfono de ninguno de sus hijos. El amigo insistió en decirle que era del "Tigre", la calle donde nacimos, y que era amigo de la infancia nuestro. Mi madre trataba de recordar el nombre aquel, a pesar que tiene muy buena memoria, pero no llegaba a reconocer el nombre que le dio el amigo por teléfono. Entonces, el amigo, desesperado porque no lo reconocían, le dijo a mi madre de que su "chapa" era "Simón Bolívar"... ¡Ah!, ¡Simón Bolívar!, ¿cómo estás hijito? le djo mi madre al reconocer recién al amigo aquel por su "chapa" de la infancia. Esa "chapa" de "Simón Bolívar" se la pusieron al amigo aquel cuando éste empezó a dejar la adolescencia y empezó a gustarle dejarse las patillas largas sin afeitarlas. Uno de mis hermanos fue el que le puso la "chapa" aquellla y de esa manera lo llamaban todos en mi antiguo barrio.
Si algún día alguien no lo recuerda por su nombre, dígale su "chapa" de la infancia y verá que lo recuerdan al instante, porque la infancia es la etapa de la vida de las personas que no se puede olvidar.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
dariomejia999@yahoo.com.au
Una costumbre peruana, que viene desde la colonia, y que se hace notar más en los colegios o entre los grupos de amigos de la infancia es el poner "chapa", apodo o sobrenombre a todo el mundo. Creo que encontrar alguien en el Perú, especialmente hombre, que no haya tenido "chapa" es como encontrar la aguja del pajar.
Nuestros artistas, futbolistas, políticos y demás personajes públicos se han ganado, mayormente, su "chapa" ya de adultos. Pero todos ellos han debido tener alguna "chapa" durante su vida infantil, porque ello era algo que no se dejaba para el otro día ya que siempre había alguien que estaba al tanto de cualquier detalle, curiosidad o lo que estaba de moda para "bautizar" con un nuevo nombre a los muchachos, pasando a llamársele, en su barrio y el colegio, con su "chapa".
Las "chapas" tenían, y siguen teniendo, mucho de originalidad y picardía. No podría olvidarme, jamás, de las que tenían los muchachos de entonces en mi antiguo barrio: "Manongo", "Carita del Cielo", "Calzón de vieja", "Loro", "El Muerto", "Tomate", "Muelas", "Frontonero", "Chino Lembi", "Simón Bolívar", "El frío", "Loco Supe", "Hilitos", "Lando Buzanca", "Chino Malo", "Cara de buque", "Rabito", "Cara de Gallo", "Pecho de tabla", "Ricotudo", "Cabi cabi", "Pajarito", "Siete pezuñas", "Mr. Magoo", "Quini quini", "Loco Emilio", "Salvaje", "La pantera rosa", "La Fiaca", "Quiquiniasi" y otros más, porque todos tenían su "chapa".
Las chicas del barrio no se escapaban de la ingeniosidad de los muchachos. Recuerdo a "La mueve-mueve", "La pecho de paloma", "La pekinesa", "La Perricholi", "Las frías", "La loca vincha" y demás nombres que tenían su historia y el porqué de la "chapa" aquella.
Mi chapa desde niño fue "Pollito", me la pusieron cuando entré a la primaria ya que era el menor de los hombres en mi familia y como en el mismo colegio, que está en mi antiguo barrio, estudiaban mis hermanos mayores, entonces a mí, por ser el último, el profesor de Educación Física me empezó a llamar el pollito de los Mejía y así me quedé como "pollito", incluso, entre mis amigos del barrio. Cuando voy a Perú y visito a mis antiguos amigos de barrio o nos encontramos en cualquier lugar, ellos hasta ahora me llaman así, "Pollo" o "Pollito".... aunque ahora más parezca "Gallo".
Lo curioso de todo aquello es que muchos, en el barrio, se habían acostumbrando a llamar a alguien por su "chapa" que no sabían, realmente, cual era el verdadero nombre de los muchachos o de los personajes a los cuales se les conocía solamente por su "chapa". Hay una anécdota de mi madre al respecto. Hace pocos años, un amigo de la infancia llamó por teléfono a la casa de mis padres; mi madre contestó el teléfono y el amigo aquel, luego de saludarla, le preguntó por el número de teléfono de uno de mis hermanos. Mi madre le preguntó quien era la persona que llamaba y el amigo le dio su verdadero nombre, a lo cual mi madre le contestó que no conocía a nadie con ese nombre por lo que no podía darle el teléfono de ninguno de sus hijos. El amigo insistió en decirle que era del "Tigre", la calle donde nacimos, y que era amigo de la infancia nuestro. Mi madre trataba de recordar el nombre aquel, a pesar que tiene muy buena memoria, pero no llegaba a reconocer el nombre que le dio el amigo por teléfono. Entonces, el amigo, desesperado porque no lo reconocían, le dijo a mi madre de que su "chapa" era "Simón Bolívar"... ¡Ah!, ¡Simón Bolívar!, ¿cómo estás hijito? le djo mi madre al reconocer recién al amigo aquel por su "chapa" de la infancia. Esa "chapa" de "Simón Bolívar" se la pusieron al amigo aquel cuando éste empezó a dejar la adolescencia y empezó a gustarle dejarse las patillas largas sin afeitarlas. Uno de mis hermanos fue el que le puso la "chapa" aquellla y de esa manera lo llamaban todos en mi antiguo barrio.
Si algún día alguien no lo recuerda por su nombre, dígale su "chapa" de la infancia y verá que lo recuerdan al instante, porque la infancia es la etapa de la vida de las personas que no se puede olvidar.
Dario Mejia
Melbourne, Australia
dariomejia999@yahoo.com.au
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