sábado, abril 14, 2007

Del Puente a la Alameda

Del Puente a la Alameda

No cabe la menor duda de que si Victoria Angulo siguiese viva, estaría de nuevo recorriendo a pie el camino del Puente a la Alameda como lo hizo muchas veces, cuando vivió Abajo el Puente (Rímac), estremeciendo las veredas al ritmo de sus caderas y que nuestra gran Chabuca Granda inmortalizara en "La Flor de la Canela".

Un amigo me mencionó que antiguamente, cuando llovía mucho en la Sierra, los camarones ingresaban a Lima por la acequia Huatica. Ello trajo a mi memoria de que muchos años atrás habían camarones en el río Rímac que hasta una calle del Rímac se llamaba "Camaroneros", debido a que allí vivían muchos de los que se dedicaban a la pesca y venta de los camarones que cogían de nuestro río hablador. Años más tarde, la contaminación del río Rímac hizo que desaparecieran los camarones.

El amigo aquel también me mencionó que de niño solía ir, con sus padres y hermanas, al Rímac cruzando por el viejo Puende de Palo, que ya no existe. Lo que desconocía el amigo aquel es que dicho Puente de Palo es al que Chabuca Granda se refiere en "La Flor de la Canela", no el Puente de Piedra como muchos, equivocadamente, mencionan. Dicho puente quedaba en la curva del ferrocarril Lima-Ancón y comunicaba al Jirón Arica (actual Jr. Rufino Torrico) con Abajo el Puente. Victoria Angulo vivía en un corralón frente al mencionado Puente de Palo.

Cuando "La Flor de la Canela" se había vuelto ya popular en el pueblo peruano, y cruzado sus fronteras, la revista "Caretas" quiso entrevistar a Victoria Angulo ya que se enteraron que el personaje de la famosa canción de Chabuca Granda existía realmente. Chabuca aceptó llevar a los periodistas de Caretas a que conocieran a Victoria Angulo, pero les dijo que los llevaría a la casa de ella a través del viejo Puente de Palo que era por donde Victoria Angulo solía transitar diariamente. Así que Chabuca los hizo cruzar el viejo puente aquel para dirigirse a la casa de Victoria y Caretas, en su edición No. 97 del 5 de noviembre de 1955, pudo ser el primer medio de prensa que publicó una entrevista a la bella Flor de la Canela, de la cual Chabuca nos contó en su inmortal canción.

La importancia que tiene el Puente de Piedra para la ciudad de Lima es muy grande. Dicho puente incrementó el tránsito entre el Cercado de Lima y Abajo el Puente, cuando se construyó a inicios del siglo XVII. Especialmente, aumentaron los paseos a la Pampa de Amancaes que era una tradición antigua que perduró por más de 400 años y que lamentablemente ya no existe. Pero, unos años antes de que se construyera el Puente de Piedra aquel, existió otro Puente de Piedra que la fuerza del río Rímac trajo abajo en 1607. El que tenemos hasta nuestros días fue mandado a construir por el Virrey Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros. Al construir, dicho virrey, la llamada Alameda Grande, hoy de los Descalzos, Abajo el Puente cobró más importancia creciendo el interés por dicha zona, que años más tarde se volvería en uno de los barrios más tradicionales de nuestra vieja Lima.

La Alameda de los Descalzos vio nacer, como cantante, al barrioaltino Eduardo Montes del dúo Montes y Manrique ya que allí, Eduardo Montes, solía reunirse con su maestro de canto, Alfredo Pastor, para ensayar ante la presencia de casi todo el Rímac, que concurría a deleitarse con las hermosas voces de ambos. Ante las bellas y románticas estatuas que tenía dicha Alameda, la voz de Montes se fue forjando tomando el suave fresco de las magnolias que adornaban la Alameda aquella.

Al igual que Eduardo Montes, muchos criollos de antaño solían visitar la Alameda de los Descalzos por su belleza y romanticismo que de ella emanaban. Nuestros criollos antiguos, poetas, románticos y trovadores, deben haberse inspirado o haberle cantado a algún amor en las bancas de la Alameda aquella. Lo mismo que muchos rimenses deben haberle robado su primer beso a alguna de las muchachas del barrio mientras ellas se sentían atraídas, encantadas y magnetizadas por dicha Alameda. Sin ser rimense, recuerdo haber ido muchas veces, de muchacho, por las noches a pasear y admirar la Alameda aquella. Es por ello que creo que parte de su romanticismo se impregnó dentro de mí, haciendo que también lleve al Rímac dentro de mi corazón.

Los callejones de Malambo, en el Rímac, también vieron nacer al vals peruano. En el piso de tierra del Callejón de La Cruz, de la calle de Malambo, la más grande bailarina de marinera que haya tenido el Perú, Bartola Sancho Dávila, empezó a dar sus primeros movimientos de cadera y revoloteo de pañuelo, tejiendo con los pies como si fuera una araña, como una vez lo señalaría Augusto Azcuez. Bartola nació en una casa al costado del mencionado callejón, el 24 de agosto de 1883.

En Malambo recibió sus primeras lecciones de canto Manuel Quintana Olivares "Canario Negro", de parte de Bartola e Isabel Sancho Dávila (prima de Bartola). Malambo fue también el barrio de Augusto y Elías Azcuez, Luciano Huambachano, Braulio Sancho Dávila y muchos criollos de renombre. En el Callejón de Santa Rosa, de Malambo, nació el ídolo de Alianza Lima y gran artista del fútbol alegre y pícaro, Alejandro Villanueva, a quien Felipe Pinglo le dedicara dos composiciones y Pedro Espinal una.

La historia del criollismo en Malambo recuerda también a un rimense que vivía en Portada de Guía a quien se le conocía como "Monumento", ya que medía dos metros. Se cuenta que nadie, a través de los años transcurridos, ha podido sobrepasar, ni siquiera igualar, el exquisito "Seco de gato" que solía preparar este personaje y que fue el plato fuerte en muchas noches de jarana que tuvieron los criollos de antaño del Rímac.

La flor y nata del criollismo estaba en Malambo, pero ello ha quedado solamente en el recuerdo y algunas crónicas que lo mencionan, con la finalidad de que las nuevas generaciones conozcan la historia de nuestra música criolla y como fue forjándose en sus callejones y calles.

El Rímac fue también el barrio de Alejandro Sáez, Néstor Chocobar, Filomeno Ormeño, "La Morena de Oro del Perú" Lucha Reyes y del chancayano Jorge Bravo de Rueda, cuando se mudó a Lima. Pedro Espinel, quien nació en la Calle de Los Naranjos de los Barrios Altos, vivió muchos años en el Rímac encariñándose tanto con el distrito aquel que llegó a ser hasta concejal del mismo.

El Rímac, bastión del criollismo, cumple un aniversario más de su creación política como distrito, el 2 de febrero. Es por ello que una vez más he querido contar sobre ese barrio tradicional e histórico al cual espero se le brinde la importancia y cuidado que se merece, porque forma parte de la historia de Lima y sus costumbres.


Dario Mejia
Melbourne, Australia
dariomejia999@yahoo.com.au

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