Felipe Pinglo compuso su vals "Aldeana" el 12 de mayo de 1935. Pinglo ya se encontraba delicado de salud, sin embargo seguía componiendo y al mes siguiente "Los Trovadores Porteños" estrenan una nueva obra de Pinglo, el one step "La canción del porvenir". En agosto compone su vals "El inclusero" y en setiembre nos entrega "El espejo de mi vida", estrenado por Alcides Carreño en el Teatro Apolo el 14 de setiembre de 1935.
La enfermedad de Pinglo se acrecienta, pero él también sigue creciendo como compositor y en octubre de 1935 da a conocer su vals "Pecadora". En noviembre del mismo año compone su vals "La que fue" y para cerrar el año aquel, el 30 de diciembre de 1935, compone la polca "Los tres ases" para homenajear el trío posterior que jugó por el Alianza Lima en su gira triunfal por Chile. Cabe mencionar que uno de los homenajeados con esa polca fue Arturo Fernández, jugador de la "U", quien junto con su hermano "Lolo", ídolo crema, reforzaron al Alianza Lima en esa gira.
Sumado a ello, Pinglo nos entregó, durante ese año de 1935, el vals "Bohemia de luto", que se conoce también como "A la memoria de Carlos Saco". Dicho vals es un homenaje al gran compositor Carlos Saco, amigo de Pinglo, quien falleció el 18 de febrero de 1935 como consecuencia de una pulmonía doble que le dio dos días antes al retornar, de madrugada, de una fiesta a la que había asistido con su bohemio grupo de Cocharcas: Angel Monteverde, Victor Echegaray, Pancho Estrada, Carlos Bahamonde, Alejandro Ascoy y otros. Pinglo debe haber compuesto ese vals para Carlos Saco días después de su muerte, en el mes de febrero, ya que en dicho vals describe como fue el cortejo fúnebre.
La grandeza de Pinglo, para crear excelentes obras, también queda demostrada en ese año de 1935 cuando compone su vals "Sueños de opio" y otras obras más que se han perdido por no haberse recopilado a tiempo. Felipe Pinglo seguiría componiendo en 1936, año de su lamentable fallecimiento.
Aldeana
(Vals Peruano)
Felipe Pinglo
En la apacible quietud de la aldea,
donde la vida es un himno de paz,
eres el hada grácil y ligera,
que a su paso esparce la felicidad.
En la visión definida y serena,
del que juzga el mundo cual fuente del mal,
eres, aldeana, lo que mi alma espera,
eres la belleza llena de humildad.
La aurora, que trae el eterno mañana,
al enviar sus rayos, alumbra tu ser;
alzas el rostro a dar gracias al cielo
y entonces te muestras divina, mujer.
Sus rayos de plata con tintes de perla,
a tu faz circundan, cual un medallón,
y en aquel instante muestras la pureza
de un ángel terreno mimado de Dios.
Los seres tan puros siempre en su alma llevan,
nobles sentimientos, ternura y bondad,
que amables prodigan, cual bálsamo eterno,
a quien necesita remedio a su mal.
Yo soy un rebelde de esa gran mentira
que llamamos vida y la muerte da,
aldeanita hermosa, graciosa y tan bella,
la dicha que ansío, tu amor me dará.
(Aparecido en "El Cancionero de Lima" No. 1612)
Dario Mejia
Melbourne Australia
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