domingo, setiembre 24, 2006

La Oracion del Labriego

La Oración del Labriego
La capacidad creativa del bardo criollo Felipe Pinglo asombraba a todos. Nuestro gran compositor podía crear canciones maravillosas, al instante, con sólo tener algún tema sobre el cual escribir. De esa manera nacieron los valses "El canillita", "Melodías del corazón", "Mendicidad", "Tu nombre y el mío", "La Oración del Labriego" y otras más, que Pinglo las escribiera en presencia de amistades que fueron testigos del nacimiento de una obra más de nuestro magnífico bardo inmortal. Carmen Pinglo, hija de Felipe Pinglo, contaría como fue que nació el hermoso vals "La Oración del Labriego", que Pinglo creara ante la presencia de muchas personas, incluyendo su familia. La noche del 21 de agosto de 1934, Felipe Pinglo acompañado de su esposa, cuñados y amistades se dirigieron a la Hacienda Mendoza en Monterrico para brindarle una serenata a su comadre María Rosa Martínez de Tirado, esposa de Antonio Tirado, caporal de dicha hacienda. El cumpleaños de María Rosa era el día 22 de agosto, así que luego de la serenata, y posterior brindis, se procedió a festejar el onomástico con música, que entonaban los criollos que acompañaron a Pinglo, comida y trago que habían llevado, porque antes se acostumbraba llegar a una casa con todo preparado con el afán de no poner en compromisos a los dueños de casa. Eran las primeras horas de la madrugada del día 22 y Pinglo decide salir de la casa, quizás, a tomar un poco de aire fresco y descansar un poco de la bulla que toda reunión siempre causa. Se pone a caminar alejándose de la casa, deteniéndose en una tapia desde donde se pone a observar a los campesinos que desde temprano ya están trabajando la tierra, abriendo surcos en ella y esparciendo las semillas que después brindarán los frutos deseados. Aquella escena conmueve a nuestro bardo por lo que saca su lápiz y papel, que solía cargar, y se pone a escribir los versos de una nueva canción, mientras seguía contemplando el trabajo de los labriegos. Cuando el sol está ya del todo alumbrando en el cielo, Pinglo tiene terminada la letra de un vals que muy pronto empezaría a sonar en todos los ambientes musicales, "La Oración del Labriego". El grupo "Mercedarias", que estrenó con Pinglo su vals "Mendicidad", sería quien primero empezaría a divulgar la hermosa creación de nuestro bardo criollo, que como reguero de pólvora empezó a circular por la ciudad capital. La tradicional Fiesta de Amancaes también fue uno de los escenarios donde se entonaría el vals de Pinglo "La Oración del Labriego", cuando el Conjunto Criollo de Canto y Guitarra lo ejecutó allí el 24 de junio de 1938. El cine y el teatro también fueron escenarios de algunas de las composiciones de Felipe Pinglo. El año de 1942 fue llevada al teatro la revista musical "Melodías de Pinglo", con libretos y escenografía de Aurelio Collantes y Augusto Naranjo. Se escenificó "La Oración del Labriego", "Bouquet", "El Plebeyo" y "Mendicidad". La Orquesta de Miguel Caló, que tenía ya en su repertorio las composiciones peruanas "El Plebeyo", "Me duele el corazón" y "Todos Vuelven", también incluyó "La Oración del Labriego" que fue todo un éxito en tierras argentinas. En La Crónica del 31 de mayo de 1945, Juan Rasilla Moreno contó de que Andrés Segovia, el gran guitarrista de fama mundial, dijo en una oportunidad de que era imposible que una persona que no leyera música a primera vista, hubiera podido componer tan linda pieza; refiriéndose a Pinglo y "La Oración del Labriego". A inicios de los 60's, "El Cumpa" Jorge Donayre Belaúnde llevó a la televisión la representación de algunos de los valses de Pinglo. Se escenificaron los valses "La Oración del Labriego", "De vuelta al barrio", "El espejo de mi vida", "El huerto de mi amada" y "El Plebeyo". En la actualidad, "La Oración del Labriego" se sigue entonando y causando admiración por su hermosa letra y música, habiéndose convertido en uno de los valses inmortales de nuestro cancionero criollo.

La Oración del Labriego
(Vals Peruano)
Felipe Pinglo
Es ya de madrugada, el labriego despierta,
al entreabrir sus ojos la luz del alba ve;
entonces presuroso, saliendo de su lecho
musita esta plegaria lleno de amor y fe:
"Señor, Tú que has creado las aguas de los ríos
y a los prados permites el verdor que se ve,
no niegues al labriego el divino rocío
que con cada caída alegra nuestro ser.

La campiña que luce hermosos atributos,
por ti florece siempre, cual ameno vergel;
pero si Tú nos niegas agua, sol y rocío,
morirán los labriegos de inanición y sed".

Después de la jornada, la lampa sobre el hombro,
al ponerse la tarde retorna el labrador
y mientras tranquea de vuelta a la cabaña,
cantando el pensamiento modula esta canción:

"La ansiada primavera que exalta los amor
este debe la pureza de todo su arrebol
y el concierto admirable de pájaros y flores
por obra de tu gracia ostenta su primor".

En medio de este encanto que alegra corazones
el labriego es el guarda de tan rico joyel,
como guardián te pido que con tu omnipotencia
multipliques los frutos que cosechar podré.

(Versión publicada en "El Cancionero de Lima" No. 1141)
Dario Mejia
Melbourne, Australia
dariomejia999@yahoo.com.au

1 comentario:

saeli07 @gmail.com dijo...

Que pena que una nota tan linda y una canción tan hermosa no tengan un comentario en tanto tiempo, no es dificil medir el genio de don Felipe Pinglo, es simplemente lo mejor de nuestra canción criolla.
Gracias por esta publicación. Julio Tamayo